Las leyes y los principios no son para los momentos en que no hay tentación: son para momentos como este, cuando el cuerpo y el alma se rebelan contra su rigor… Si a mi conveniencia pudiera romperlos, ¿de qué valdría?
Las leyes y los principios no son para los momentos en que no hay tentación: son para momentos como este, cuando el cuerpo y el alma se rebelan contra su rigor… Si a mi conveniencia pudiera romperlos, ¿de qué valdría?
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